22/3/13

La furia roja


Desde aquélla Eurocopa de cuyo año no me acuerdo ni quiero acordarme, ¿qué nos ha dado la selección de fútbol? Aparte de gastos y más gastos (entre ellos los viajes y comidas de los miembros del Gobierno, pagados por todos nosotros).

Con su llegada a Gijón para disputar el partido ante Finlandia (un país al que ya quisiéramos parecernos), los titulares decían: "se desata la furia roja", en alusión a toda esa cantidad de pobres engañados que babeaban por ver (o siquiera vislumbrar) a sus multimillonarios ídolos. En serio, ¿estamos locos o qué? ¿Es que de verdad hay tanta gente tan masoquista que, aun sin tener que llevar un mendrugo de pan a su mesa, y en la situación de crisis ante la que nos encontramos, de auténtica emergencia nacional, todavía tiene estómago para ir a aplaudir a millonarios, pagando auténticas fortunas por una entrada de fútbol? Toda esa gente debería estar ante las puertas de sus ayuntamientos clamando para que los políticos de una vez muevan algún dedo, y no "bailándoles el agua". Absurdo. Todo esto que está ocurriendo es de pueblo hipnotizado, amansado, aturdido. Idiotizado.


Como absurdo y patético eran aquéllas sesiones en Bruselas, o en el Congreso, con los diputados reunidos pero "antes de que jugasela selección", y con televisiones en sus despachos y en las salas de juntas para ir allí corriendo a ver el partido. Denigrante que personas que se dicen dedicadas a defender los intereses del pueblo, abusen del mismo y le chupen la sangre, dedicándose únicamente a dormir siestas en sus palcos, jugar con sus móviles o irse corriendo a ver partidos de fútbol, en lugar de arreglar los importantes y urgentes problemas de los más desfavorecidos.

Pero por desgracia eso es algo que siempre ocurrió. Quien tiene el poder se dedica a aprovecharse de él y a pisar a los demás. Es algo que incluso vemos como lógico.

Pero lo preocupante de esto no es que ocurra lo que ya estamos acostumbrados a ver, sino que la gente les lama encima y les aplauda.

Dedicarse a vitorear a la selección española de fútbol por hacer medianamente bien su trabajo y cobrar sumas multimillonarias de todos los españoles (sumas que la mayoría llevan a sus paraísos fiscales, por cierto) es como aplaudir a quien te está apuñalando.

Qué tontos son algunos. ¿Saldrá cualquiera de esas "superestrellas del balompié" a defender tu puesto de trabajo cuando te quedes sin él? ¿Pagarán ellos tu lista de la compra cuando no tengas ni qué comer? ¡Pues claro que no!

Un país como España es el sueño de todo político: abofeteas y escupes al obrero, y encima éste te aplaude y te anima a que lo sigas haciendo. Así no es extraño que España vaya como va.

| Rafael de Boer

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