30/3/13

Expectantes ante el sepulcro


"Si, pues, no creemos que Cristo haya resucitado, vana es nuestra fe. Somos los seres más desdichados del mundo". (1 Corintios).

La vida, ante la muerte. El hombre a la espera del Hombre. La oscuridad frente a la Luz. Hoy es uno de esos días en los que se prueba nuestra fe, y, como en las pruebas de la vida, sólo podremos salir adelante con confianza y con paciencia. Los discípulos se encuentran ante la soledad, y se sienten abandonados. Abandonados de aquél en quien creían realizarse sus promesas. Ante el camino de la cruz el hombre está desnudo, vacío. Sólo cabe ponerse enteramente en las manos de Dios y confiar a ciegas en su Divina Providencia. Aunque todas las pruebas nos digan que no. Aunque nuestros ojos materiales tiendan a engañar nuestra mirada espiritual.

Hoy es el día para la contemplación. El momento en que las fuerzas flaquean y no sirven lemas ni proclamas. Sólo rendirse ante Dios y confesarle nuestras miserias, darnos cuenta de nuestras limitaciones.


Hoy es cuando todo nos dice que no es posible y nuestros actos no responden a nuestra voluntad. Cuando la luz se apaga y caminamos a tientas, tentados de volver a nuestra vida pasada, a nuestros pecados del ayer.

Los discípulos regresan a Jerusalén, desilusionados, entristecidos, pero sobre todo profundamente consternados. Y ahora, ¿qué va a ser de ellos? Todo son interrogantes. Solo queda esconderse esperando la respuesta de Dios, la réplica del Señor que todo lo puede. Incluso lo imposible. Pero eso ocurrirá mañana. Hoy sólo queda confiar, orar y esperar. Es el tiempo de la meditación. Cuando todos se alegran y hacen fiesta alrededor, y nosotros... lloramos (Juan 16:20).

| Manuel Darkgray

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